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ADMINISTRACIÓN DEL TIEMPO PARA MEDICOS

Existen cientos de historias con referencia a "las largas horas de espera" en las antesalas de los consultorios. Con frecuencia los médicos tenemos muchas ocupaciones y con ese "pretexto" no administramos adecuadamente nuestro tiempo, esto sin duda repercute negativamente en nuestras pacientes. Pocos elementos son tan exiguos como el tiempo; los bienes materiales van y vienen, pero el tiempo, ese jamás regresa. La forma de optimizar los recursos, (el tiempo como el más valioso de ellos), es un campo tradicionalmente reservado para la administración, rubro al cual algunos médicos suelen ser "bastante ajenos". La administración como cualquier disciplina humana, está sometida a una evolución propia. Una primera generación de administración se establece cuando se realizan listados de pendientes, con la finalidad de no olvidar realizarlos. Ello de alguna manera trata de introducir un orden a las actividades diarias de cualquier persona u organización. Sin embargo dicha primera generación de administración, no preveía la necesidad de observar lapsos perentorios, es decir; se corría el riesgo de seguir un listado de cosas en el cual podríamos cumplir con algún pendiente, dejando postergada alguna otra actividad que debería haber sido realizada con antelación. Por ejemplo en nuestra lista podría aparecer primero ir a cortarnos el cabello, antes que pagar el recibo telefónico; solo que en el segundo caso, el no hacerlo a tiempo puede conllevar la suspensión del servicio. Es entonces cuando surge una segunda generación de administración, aquella que calendariza las actividades. Esto presupone un gran avance, ya que llevar una agenda, normal o electrónica, hace poco probable que sucedan situaciones como la anteriormente planteada. Sin embargo una administración más completa, es aquella que no solo observa el calendario, sino que además trata de dar preferencia a las cosas más importantes. A ello se conoce como "administrar por prioridades". Para tener una idea más clara de lo que esto representa revise el lector el siguiente cuadro:



URGENTE NO URGENTE

 

IMPORTANTE I II

 

NO IMPORTANTE III IV



Prácticamente todas las actividades humanas pueden ser insertadas dentro del alguno de estos cuatro cuadrantes. ¿Cuál consideraría el lector como prioritario? ¿Acaso el cuadrante uno, donde las cosas son importantes y urgentes? ¿O el cuadrante dos? Donde las cosas si bien son importantes, no urgen por el momento. Y ¿Qué decir del cuadrante tres? Donde las cosas son urgentes pero poco importantes. ¿Y el cuadrante cuatro? Donde las cosas ni importan, ni urgen. ¿Que atención nos puede merecer? Para poder entender el peso específico de cada uno de estos cuadrantes administrativos, veamos algunos ejemplos: Cuadrante uno, (importante y urgente): Usted es médico y es invitado a dar una conferencia dentro de dos meses, conoce el tema, pero desde luego debe buscar bibliografía actualizada y casuística. Debido a sus "múltiples ocupaciones", deja todo para el final, y la noche anterior a la ponencia no duerme por estar haciendo su presentación en la computadora. El resultado es que comete errores, faltas de ortografía, lleva un material incompleto y además, presenta un estado mental no óptimo y un aspecto de cansancio por la desvelada. Cuadrante dos, (importante y no urgente): Aunque la plática no es urgente, si es importante, por ello consigue bibliografía con anticipación, comenta el caso con algunos colegas que le ilustran sobre la manera de abordar el tema, le comparten experiencias y citas bibliográficas. Aún cuando usted decidiera desvelarse toda una noche haciendo su presentación, siempre tendría oportunidad de hacer revisiones posteriores, que le mostrarían errores, omisiones y también le surgirían nuevas ideas, que finalmente le permitirían mejorarla hasta lograr transmitir el concepto exacto. Además tendría tiempo de sobra para solventar contingencias, como probar que la presentación corra adecuadamente en alguna computadora diferente a la suya. Cuadrante tres, (urgente y no importante): Usted esta realizando con toda concentración su presentación y es interrumpido por el insistente timbrado de su teléfono celular, para un asunto que es mucho menos importante que lo que usted estaba haciendo. Cuadrante cuatro, (no importante y no urgente): A simple vista este cuadrante no debería merecer mucha de nuestra atención, sin embargo en él se encuentra nuestro descanso, nuestro esparcimiento, el tiempo con la familia, el tiempo para hacer algún ejercicio, el tiempo para nosotros, para nuestra calidad de vida. ¿Cuántas veces hemos descuidado los aspectos inherentes a este cuadrante, por estar "apagando incendios" en el cuadrante uno? Como podrá verse, la correcta administración del tiempo, implica la correcta administración de la vida. Vale la pena analizar en qué cuadrante ubicamos la mayor parte de las cosas que hacemos. Emprender algo, cualquier cosa que esta sea, consume tiempo. Sin embargo es mejor llevar ese "algo" a los postulados del segundo cuadrante, ya que ésto nos permite una mayor libertad de acción, un incremento definitivo de nuestra eficiencia y una mejor calidad de vida.


Bibliografía: Stephen Cooley; 7 Hábitos de la gente altamente efectiva.



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